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Jesús, tu amigo y Señor

Jesús, tu amigo y Señor
Déjate fascinar por el Dios-hombre que muertra la dulzura de su Padre

CAPÍTULO XIV. LAS FACETAS DE LA VIDA. (04 de Abril 10 de Abril de 2009)

Y después de muerto José se preguntarán qué he hecho yo en la vida?
Para empezar, te diré que los hijos de José: Santiago, Judas, etc ya con familias, partieron de casa de mi madre...nos quedamos solos...José era el vínculo de unión entre nosotros y aunque a María le llamaban MADRE, ellos lo hacían por deferencia con José...
Yo, con cierta tristeza, empecé a organizar el taller. Tampoco estaba tan desarreglado; como dije antes, José era muy cuidadoso hasta el final de su vida en la clasificación de la madera y de las herramientas. Ésto me provocaba un gran reto porque tenía que probar a mis veintiún años, sólo, sin José, que mis trabajos eran de la misma calidad que los que hacía José en su tiempo. Al respecto, aunque todos me conocían como Jeshua, o Jesh, siempre habían visto que mi padre me mandaba era a la entrega de las piezas...yo las cargaba, las montaba en un carro que pedíamos prestado al que siempre llamé tío Jacob e iba a las distintas casas; pocos me habían visto trabajar la madera salvo las amigas mías que se acercaban mucho por el taller. Yo había hecho piezas de menor tamaño pero las obras de arte y piezas de estilo, corrían a cargo de José, mi Padre.
Entonces mi problema era recuperar los clientes de mi padre y para eso reuní un día, en la tarde, al caer del sol, a mi madre..."Madre, aunque tenemos un poco de dinero que dejó José, es necesario que confíes en mi y en el trabajo, pero necesito que me hagas cierta propaganda para mantener a los cientes y buscar otros...". Tú conoces a la gente y aunque muchos comprenden nuestra situación, saben que nos estás sola pues me tienes a mi, pero precisamos ganarnos el pan con el trabajo. Ella, con sus ojos tristes, pero cara sonriente, dejó ver la certeza de mis palabras y me respondió: "Sí hijo, entiendo. Ahora eres mi hombre; siempre lo has sido. He sentido tu brazo fuerte como el de José. Nunca he dudado de tí. ¡Ánimo! organiza todo y yo me encargo del resto.
Con un beso que le di en la frente y ella, correspondiéndome, me besó las manos, se levantó para aclarar su voz y cambiando el tema, me ofreció una manzanilla que había preparado para estas horas. Era relajante tomar con ella una deliciosa manzanilla. Más que la bebida, su paz y tranquilidad hacían que me sintiera tan bien, como cuando era niño y me agarraba entre sus brazos y me soplaba los cabellos, además de las tantas cosquillas que me hizo...recorría mis brazos con sus manos y mi cuerpo, intentando reconocer cada parte de mi, recordando aquella promesa de ser madre del hijo de Dios...poco a poco lo sentía con más fuerzas en mi vida...
Una vez más, contemplábamos la noche en su silencio, y ese silencio embriagador de nosotros dos, criaturas, formando una familia, una especial familia.
Ya para las diez, María, cansada, prendió otro candil del que estaba en la mesa y se dirigió a su cuarto, dejando en el aire un suspiro de soledad...sólo brotó de mis labios un..."Abbá te bendiga, Madre". Ella, gentilmente me respondió: "Dios me ha bendecido en tí, Jeshua"; yo, viendo que era ´temprano aún, salí al patio cuya vista daba a una loma del pueblo y allí me quedé en paz con mi Padre orando, escuchando su voz, dejando que él me abrazara...
Después de unos cuantos minutos en silencio, las palabras fluyeron de mi: "Abbá, Padre mío. Gracias por estar en mi...gracias porque me amas desde antes de la creación. Esta vida humana te la ofrezco por todo el mundo entero. Es difícil para muchos ser humanos; somos razas con tendencia a la división, al odio...es una locura Padre, ver, cómo muchos anteponen sus intereses al hermano; cómo muchos buscan satisfacer tantos deseos sin mirarte a ti como la fuente de donde salen todos los beneficios..." tantas palabras, amigo, que salen de mis labios...tantas cosas por decir pero tantas para hacer y cumplir tu voluntad...todo está por comenzar...cada día es un reto para el cumplimiento de tu voluntad...
Guía mis pasos, Padre. Camino a la luz de tu presencia pues me has dado a participar de esta experiencia de vida".

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