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Jesús, tu amigo y Señor

Jesús, tu amigo y Señor
Déjate fascinar por el Dios-hombre que muertra la dulzura de su Padre

CAPÍTULO XXIX. REBELIONES EN ISRAEL. Del 27 de Julio al 02 de Agosto de 2009

Quizá ya estés un poco cansado de oir tantas cosas malas de nuestra situación socio política, pero quiero que sepas que lo que vivimos en nuestro tiempo, es quizá lo mismo que la situación socio – política que tú vives.
Para mi es necesario no perder de vista este elemento porque en este capítulo y más adelante en otro capítulo, te hablaré de los elementos que fueron entretejiendo en mi corazón, una verdad tan clara como su mismo origen: la verdad de mi Padre. En castellano quiere decir, que no te creas que lo tenía todo claro. Mi conciencia ha sido golpeada a lo largo de este tiempo y he tenido que redefinir conceptos de humanidad, de amor, de dolor… muchos afectos han tenido que ser reformulados en constante diálogo con mi Padre Yahvé. Por tanto, por favor, presta atención a estos datos que, ciertamente estarás de acuerdo conmigo, golpean duro y exigen de mi una actitud o por lo menos una posición intelectual sin que me quede en la sola letra.
Palestina, es un mar de turbulencias. Ha sido escenario de riñas dinásticas, luchas encarnizadas y de guerra a gran escala. Doscientos años, antes de que yo naciera, se fundó un reino judaico más o menos unificado, que puedes leer en los libros de los Macabeos. Pero hace como ochenta años atrás, Palestina pasó a manos del ejército de Pompeyo y se convirtió en provincia romana.
Ya lo sabes, Roma era un imperio demasiado extenso, cuyos asuntos la absorbían de modo preocupante; no disponiendo de la tranquilidad oportuna para ejercer el gobierno directo y organizar el aparato administrativo necesario, instaló unos “reyes” manejables en la gobernación: los herodianos. Fue Antipater, quien ocupó el trono de Palestina hace sesenta y tres años, y, al morir hace cincuenta y ocho le sucedió su hijo Herodes el Grande, que gobernó hasta hace treinta y un años, bajo el régimen de un gobierno que mantenía el poder sólo por la fuerza militar.
Como judíos, conservamos nuestras propias costumbres y religión, pero la autoridad residía en Roma de acuerdo al derecho imperante; los soldados que velaban por la observancia de las leyes eran romanos y estaban sus legiones por todo el mundo.
Seis años antes de mi nacimiento, los hechos se precipitaron; el territorio se escindió administrativamente en una provincia y dos tetrarquías. Herodes Antipas gobernó una y Galilea y Judea la capital espiritual y secular quedó sometida al gobierno directo de Roma, administrada por un procurador con residencia en Cesarea. El régimen romano era brutal y autocrático; al asumir el mando exclusivo de Judea, más de tres mil rebeldes fueron crucificados sumariamente. El templo fue saqueado y mancillado. Se nos asfixió con enormes impuestos. Se torturaba con frecuencia y gran cantidad de gentes se suicidaron. Y de seguro que el temor no cesará con Poncio Pilato, de quien oi que asumió como procurador de Judea hace poco. Muchos dicen que es un hombre cruel y corrompido, que será igual en los mismos abusos y aún mayores que los de sus antecesores. Eso estará escrito en la historia. Nadie se siente libre y satisfecho.
Cuando yo tenía seis años, Roma asume el control directo de Judea, pero un hombre a quien llaman Judas de Galilea, un rabino fariseo, reunió un grupo revolucionario de fariseos y esenios, movido, parece ser, por su gran fervor fanático. Al grupo que formó se les llamó « zelotes »; más que una secta, era una facción activista de miembros reclutados entre los adeptos de varias sectas. Los zelotes se han destacado ya significativamente en los asuntos palestinos. Su actuación en el trasfondo político resulta de gran importancia en estos días por toda nuestra tierra. La actividad de los zelotes continúa vigente, sin señal de agotamiento y por lo menos eso es lo que veo. Ha sido una constante historia de ataque y repliegue.
Al morir el famoso “Herodes Antipater” le suceden sus tres hijos, que repartieron el territorio según el testamento legado por su progenitor. A Herodes Arquelao le correspondió Gobernar Judea y Samaria. A Herodes Antipas, Galilea y Perea, y a Herodes Filipo la Gaulanitis, Traconítides, Batanea y Panias. Por supuesto con el visto bueno de los Romanos, que tampoco permitió todo. Herodes Arquelao gobernó, durante no mucho tiempo, con mucha crueldad. Ésto disparó las quejas de judíos y Samaritanos, que escuchados por el Emperador Augusto, hizo que lo depusieran y lo desterraran. Desde entonces Judea y Samaria son gobernadas directamente por Roma con sus instituciones políticas y militares: un procurador al frente en Cesarea, junto al Mar Mediterráneo, y unos pocos soldados en Jerusalén. Preferirá apoyarse según conveniencia en el Sanedrín. Por su parte, Herodes Antipas gobierna Galilea y Perea hasta el presente. Es el Herodes que tú y yo conocemos y al cual Juan el Bautista le reclama debido a sus pecados.
El tercer Herodes, Herodes Filipos, parece que fue una excepción. De él sabemos que hizo importantes obras de arquitectura civil, no gobernó especialmente mal.
Judea, ya lo he señalado, es gobernada, primero por un prefecto, y más tarde por un procurador. Las funciones que tenían los procuradores eran triples: mando de las tropas; disponían de potestad judicial, - interviniendo en crímenes de carácter político, para los demás casos la justicia, siempre que no fuera entre ciudadanos romanos, se ejercía por los tribunales judíos-, y finalmente regían la administración financiera y tributaria. Los romanos nos cobraban impuestos por los productos agrícolas y una especie de impuesto personal. Tenían también derechos de aduana, impuestos sobre exportación e importación, cosa que era todo un gran método de ahogo para nuestro pueblo.
Ya sabemos por los capítulos anteriores, que los romanos no recaudaban directamente, sino que se valían de los llamados "publicanos", que fiscalizaban el dinero convenido y lo entregaban a las autoridades romanas. Habitualmente sacaban un dinero extra para su bolsillo, y eran protegidos de los romanos en su trabajo. Eran despreciados por el pueblo por ser amigos de los romanos y traidores a Yahvé. Alguno de ellos ya te lo he nombrado: Leví, a quien delegaron para cobrar impuestos en mi pueblo.
¿Sabes una cosa buena de los romanos? no atacaron nuestro culto judío. En muchos casos, defendieron, sin llegar a comprender, nuestras prácticas judías y el Templo. Los procuradores trataron de no ofendernos ni herir nuestra sensibilidad, aunque no siempre lo consiguieron, por ejemplo, hicieron un censo para poder recaudar impuestos, y gran parte de la población se manifestó descontenta cosa que produjo levantamientos populares. Si quieres más datos, hace cincuenta años antes de nacer yo, surgió una tal Judas Galileo, que levantó al pueblo a la insurrección. Todo ésto hizo que Roma considerara a Palestina, una provincia difícil de gobernar y poco sumisa al poder Romano.

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