Regresa a la pagina principal, Haz click sobre la imagen

Regresa a la pagina principal, Haz click sobre la imagen
Haz click sobre la imagen y regresa a la pagina principal

Jesús, tu amigo y Señor

Jesús, tu amigo y Señor
Déjate fascinar por el Dios-hombre que muertra la dulzura de su Padre

CAPÍTULO XXX. HERODES Y JUAN. Del 03 de Agosto al 10 de Agosto de 2009

Dentro de las historias que te he contado, quiero también hablar de figuras que se relacionan con nosotros en el plano político. Aunque forman parte de las estructuras de poder, se hacen inevitables en nuestra conversación porque juegan mucha importancia en todo lo que lees de mi y lo que has de leer.
Por ahora me interesa hablarte de Herodes, el rey. Avanzado ya este momento, mi primo Juan ha estado proclamando la justicia de Yahvé y en mucho, la vida del rey y de su corte se ve comprometida por esta palabra.
Herodes lleva además otro nombre: Antipas. También se le conoce como tetrarca porque gobierna sobre cuatro regiones de nuestra inmensa tierra. Herodes Antipas me lleva casi el doble de la edad. Tiene cincuenta y dos (52) años de edad. Nació en la región de Judea y es hijo de Herodes el Grande y de su madre Malthace quien proviene de la región de Samaria. Herodes tiene un hermano llamado Arquelao y un medio hermano llamado Filipo. Los tres fueron criados en Roma donde recibieron una buena educación pero además, adquirieron la cultura romana y griega imperante hasta ahora. Los extranjeros, especialmente los helenos, han estado ejerciendo influencia en todo, inclusive, nos han intentado imponer el culto pagano y lo que no han logrado, se ha ido “colando” por la adquisición de cultura a través de la imitación, amén de las imposiciones propias de estos reyes e invasores.
Fue precisamente a la muerte de su padre, Herodes el Grande, cuando el emperador César Augusto le otorgó el poder de mando sobre las regiones de Galilea y Perea, la primera en el norte de Israel, frontera con Siria y Fenicia y la segunda, en el centro de nuestro territorio, justo al este de Jerusalén, camino más allá del Jordán
La vida en las cortes reales siempre han sido focos de corrupción moral, política y administrativa. Basta con ver la cantidades de asesinatos y pugnas habidos por ejemplo en Egipto a lo largo de miles de años: hermanos contra hermanos y padres contra hijos; asesinatos, envenenamientos, incendios, etc. Si miras hacia Roma en su historia, verás una inmensa acumulación de asesinatos, intrigas, traiciones que hacen concluir que los reyes, emperadores, etc. no han servido de mucho, ni para crecer como seres humanos, ni para servir al pueblo, aún comprendiendo que son súbditos y ciudadanos y más pongo yo en duda que Dios, mi Padre haya querido una estructura de opresión y crímenes como la monarquía. Allí ciertamente no está su voluntad ni su justicia ni mucho menos el derecho.
Mucho más allá de las necesidades históricas que sufrió nuestro pueblo y más allá de la continua autocrítica de ver cómo el resto de los pueblos poseían rey, e Israel tenía necesidad de uno, es lamentable cómo nuestro pueblo desoyó la voz de mi Padre Yahvé, tal cual como se narra en el libro de Samuel.
En aquel tiempo, todos exigieron a Samuel que les diera un rey, ya que Samuel se hacía viejo y los hijos suyos no tenían un caminar santo. Mi Padre Yahvé ordenó a Samuel elegir y consagrar un hombre de entre el pueblo para rey. Yahvé mismo les habló fuerte al corazón y les expresó lo que sería el “fuero” de un rey cuando éste asumiera el poder.
Es interesante cómo el pueblo, olvidándose de la alianza y de la presencia de Dios en sus vidas, le expresó al mismo Samuel que tendrían un rey como todos los pueblos que los juzgaría, iría al frente de ellos y combatiría contra los enemigos.
De eso hace ya más de mil años y todavía, entre invasiones y deportaciones, hemos tenido un dirigente distinto, algunas veces santos, otras, cobardes; algunas veces débiles, otras veces apóstatas y todo ellos – dice la historia - servidores de Yahvé, mi Padre.
Herodes está felizmente casado pero ya digo, sus debilidades por la carne lo meten en líos por todos lados. En Jerusalén hay muchas molestias por las doncellas del pueblo que han sido llevadas a la fuerza a su palacio, o han sido raptadas para ser llevadas al norte, a sus palacios, para ser vulgarmente violadas por él y por los cortesanos. La gente le tiene desprecio porque sus lujos y gustos, contrastan con la pobreza y las necesidades de muchos, especialmente los pueblos pequeños, que mueren poco a poco de hambre. Lo que no se logra llevar Roma de los impuestos, lo hacen los soldados del rey en su paso arrasador por el territorio que alguna vez fue tierra prometida.
El rey Aretas IV, rey de Nabatea le dio a una de sus hijas para que contrajera matrimonio. La zona de Nabatea se encuentra enclavada al sur del gran y extenso territorio de Edom, a ocho horas del extremo sur del mar muerto y su capital está en la ciudad de Petra ó Selá como se le conocía antiguamente. Fue un arreglo de orden político para mantener la paz en la zona, aunque para este tiempo la paz la mantiene Roma y sus legiones. Pero las cosas no funcionan bien. Ha sido el dolor de cabeza de Jerusalén y motivos de diplomacia entre Roma y ambos reinos. Quiero decir que Herodes está enamorado más bien de Herodías, esposa de su hermanastro Filipo. Estos problemas pasionales han hecho que hace poco Aretas IV le haya declarado la guerra a Herodes, mientras que su hermanastro furioso, rompa vínculos con él y tengan enemistad jurada. Hace tres años el gobernador romano en Siria, Vitelio, evitó que ambos reinos mantuvieran una larga guerra e intervino a favor de Herodes Antipas para mantener la paz. Ahora su propia mujer ha marchado a casa de su padre y se habla mucho de las bajas pasiones de Herodes con Herodías y lo débil de su carácter ante ella, quien poco a poco lo ha dominado hasta convertirlo en un sujeto atado a las pasiones de ella.
Herodes ha contribuido al desarrollo arquitectónico de la ciudad de Jerusalén y sus dominios, a pesar de que con ello, haya cargado más y más de impuestos al pueblo; por ejemplo, está claro que es un amante de la labor constructora de su padre Herodes el Grande. Me refiero al intento de reconstrucción y erección del templo de Yahvé. Pero también ha fortificado la ciudad de Séforis (anteriormente Tzippori), en la Galilea, más al norte de Nazaret. Allí ha construido la capital de su reino y para “romanizarla” le dio el nombre de Autocratis; con ello, demuestra la increíble afinidad que quiere tener con los romanos.
También en la región de Perea se ha "lucido", haciendo alzar la fortaleza de Bet – Haram y a las orillas del lago Genesaret, ha creado la ciudad de Tiberiades, en honor al emperador Tiberio a quien admiraba mucho.
Así delineado, en pocas palabras, este es el retrato de lo que conocemos hasta ahora de Herodes, rey. Es un foco de atención en el discurso de Juan puesto que se le ha oído empezar a golpear en la moral del pueblo. Juan está cerca, en la ciudad de Séforis, aquí en Galilea. Hasta ahora sus discursos los ha hecho de forma general.
Juan ha estado hablando del desajuste social de Israel. Sus discursos recuerdan en mucho a varios profetas de la antigüedad mientras habían reyes que no tenían piedad para con el pueblo y dejaban que los ricos hicieran de la economía, cualquiera mal menor en contra de los extranjeros, pobres y esclavos venidos de otras provincias. Su discurso es fuerte; su verbo es agresivo. Muchas veces pensamos que la voz de mi Padre es suave y ciertamente lo es, pero con la fuerza de una tempestad: golpea allí donde las murallas creen ser fuertes y sopla allí donde todo necesita ser arrasado para ser creadas cosas nuevas.
¡No! La Palabra de Yahvé es lacerante como una flecha. Juan ha levantado el hacha y la espada para repeler las situaciones injustas que se han generado. Es impulsado por la ira de Dios porque las diferencias sociales son muy marcadas. La prosperidad no tiene nada que ver con la injusticia, con la opresión, con la esclavitud. Yahvé clama por la promoción de sus hijos más allá de las estructuras sociales. No es posible mantener la pobreza como plataforma de sostén de los ricos. Es necesario recuperar la ley, su Palabra que clama vida para cada hombre. No hay vida donde el hombre sufre; donde la mujer es vendida como objeto y donde todas las riquezas naturales se tornan más bien contra la misma creatura creada por Dios.
Amós proclamó en su tiempo palabras duras en contra de todo Israel, especialmente sus dirigentes: "Seré inflexible, dice Yahvé...porque venden al justo por dinero, y al pobre por un par de sandalias; pisan contra el polvo de la tierra la cabeza de los débiles y el camino de los humildes tuercen; hijo y padre acuden a la misma moza, para profanar mi santonombre; sobre ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar...No es así, hijos de Israel? Por tanto, yo los estrujaré debajo, como estruja el carro que está lleno de haces".
Así que no basta con darse golpes de pechos y hoy día no basta hacer como en tiempos de Jonás: sayal y cenizas. Hace falta un cambio más radical: el que proclama Juan. Su voz se asemeja a la de Miqueas ante la gran ciudad: "¡Escucha, tribu y gran consejo de la ciudad! ¿He de soportar yo una medida falsa y una arroba menguada, abominable? ¿Tendré por justa la balanza infractora y la bolsa de pesas de fraude? ¡sus ricos están llenos de violencia y sus habitantes hablan falsedad: por eso yo también he comenzado a herirte, a devastarte por tus pecados…"
Llega el tiempo en que Yahvé está por recoger la siembra hecha desde antiguo. Quiere corazones nuevos, mundo con termino, recapitulación. Todo ha de terminar y la maldad ha de ceder. Así lo planteará Juan en su quehacer profético.

No hay comentarios: