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Jesús, tu amigo y Señor

Jesús, tu amigo y Señor
Déjate fascinar por el Dios-hombre que muertra la dulzura de su Padre

CAPÍTULO XXI. CREADORES CON EL CREADOR. Del 26 de Mayo al 01 de Junio de 2009

¡Hola! Una vez más contigo.
¿Te han dicho que eres creativo? ¿Creas cosas con las manos y pareces a Dios creador? ¡Claro! es un decir para mucho, pero, muchos tenemos de Abbá, mi Padre. ¡Por supuesto que somos creadores! Él nos ha dado facultades, especialmente la más bella, la de la paternidad, maternidad, pero además, tenemos infinidad de capacidades y habilidades dadas por él, para ser creadores con nuestras manos, con nuestros pensamientos y proyectos...así que les voy a contar algo especial para mi, que aún me siguen sucediendo.
Me cuenta mi madre que cuando yo estaba pequeño – entre dos y cuatro años – era el centro de atracción allá en Egipto, en el pueblo a donde fuimos a vivir por miedo a Herodes…¿centro de atracción? ¡Sí! Muchos creían que yo era un pequeño mago que hacía cosas extraordinarias, pero yo le atribuyo esas cosas a las creencias de la gente y sobre todo, en ese pueblo, al mundo mágico y mítico de la esotería que reinaba en Egipto. No es fácil ser mago y menos a esa edad que yo tenía. Lo cierto es que mi madre era fastidiada por muchas personas que le decían asombradas cómo yo hacía cosas nuevas de la nada y ella se reía mucho, aunque de vez en cuando se ponía a pensar en cosas relacionadas con lo que había oído del Salvador y Mesías, pero eso era un cuento del pueblo Hebreo y para nada tenía que ver con los egipcios.
Sigo. Mi madre decía que a las afueras del pueblo, había un oasis. Era un hermoso paisaje de descanso antes de entrar en el mundanal ruido del pueblo. Nadie iba a agarrar allí agua. Solo servía para descanso, por la cantidad de dátiles y palmeras que había y porque allá soplaba una suave brisa que refrescaba en tiempos duros. Pues bien, allí mi madre se acercaba conmigo y sin muchos problemas, me hacía compartir con el resto de los niños de mi edad, los juegos que eran normales en niños de esa época…saltar, correr entre la arena, de nuevo las espadas, el elefante, etc…pero en ocasiones, nos escapábamos en silencio hacia el oasis para jugar con la arena húmeda. Una especie de pozo pequeño nos albergaba
Inventábamos cosas. Aún pequeños, intentábamos recrear casas y personas y carretas y armas, etc pero lo que más nos gustaba era hacer animales. Encima de los dátiles habían unas pequeñas aves, marrones, pico corto y cola negruzca…en los primeros momentos me deleitaba corretear a esos pájaros cuando bajaban al piso a comer las semillas. No lograba atrapar ninguna, pero en otros momentos me quedé viéndolas fijamente para poder reproducirlas en arena húmeda…muchas salían con sus formas. ¡Era todo un artista! ¡Allí es donde estaba la confusión! La gente se quedaba admirada conmigo porque hacía esas aves y muchas se acercaban a mi y se confundían entre mis manos y al salir volando, yo alzaba las manos como echándolas a volar y decían que yo las había creado con mis manos…que era un creador…mi madre se reía pero callaba porque era una cosa sin valor…
Otro lío fue el de los dátiles y palmeras…otras veces, haciendo viento más fuerte de lo debido, la gente decía que esos árboles se doblaban ante mi. La razón era que soplaba un viento fuerte que hacía que doblaran de alguna forma mientras yo estaba cerca, casi las ramas bajaban a poca altura, pero yo me deleitaba con eso y alzaba mis brazos para recibir la brisa. ¡Era una delicia!
Pero más allá de esos recuerdos de la infancia, sí reconozco a mi Padre como creador de todas las cosas. Él nos ha entregado todo lo que nos rodea para nuestro servicio y para nuestro disfrute pero desde siempre hemos hecho mal, aún así, reconozco que hay una fuerza creadora en mi que logra que mis amigos y amigas, y todos los que formamos parte de este pueblo de Nazaret, vivamos no sólo en armonía sino en absoluta hermandad. Yo creo que eso es un elemento creador.
Mis amigos – que ya he dicho que me ayudaban en las labores – hacíamos cosas buenas para los demás. Como José, mi padre, repetíamos la elaboración de juguetes, bancos, y otros utensilios de maderas para atender a los niños y los pobres. Algunos de ellos incursionaron en el trabajo de la madera de tal forma que salieron muletas, bastones, caballos y hasta andaderas para adultos. Algunos rehusaban usarlos pero ya pronto entendieron que se podían valer por sí mismos y los usaban con gran gusto.
Algo interesante en toda esta obra creadora era internarnos en el trabajo de “terapistas”. Dos amigos míos, Abraham y Ben Otoniel, durante un buen tiempo visitamos al anciano Judas. Él, durante su juventud, estuvo en Grecia y allí aprendió la técnica del masaje o terapias para volver tendones y músculos a su sitio. Lo interesante de todo eso es que tuvimos la oportunidad, mientras él lo hacía, que nos mostraba con sus dedos, cómo estaban enlazados los tendones y músculos de cualquier parte del cuerpo. Nos impresionábamos cómo el dolor cedía ante el correcto masaje de las partes lesionadas. Luego de varias sesiones de observación, mis amigos y yo, incursionamos en la práctica de ayudarlo y ayudar a esas personas que necesitaban de ayuda…algunos ya eran cojos de meses atrás y otros tenían problemas en los brazos y las manos. Otros cuantos en la espalda. Total que toda esta experiencia fue una aventura interesante porque junto con nuestras manos, descubríamos también el dolor presente en las personas.
El anciano Judas nos enseñó la misericordia, la caridad y la sanación de los dolores internos más que los corporales. Decía que mientras aplicaba los masajes necesarios, era importante conocer a fondo los dolores que torcían el alma y amargaban la vida…repito, ¡era una buena lección! Allí descubrí que más que milagros sorprendentes, Dios obraba con dulzura a través de palabras oportunas y desahogos por parte de la persona a las cuales nos acercábamos.
Así que si tienes oportunidad, no llenes tus pensamientos de palabras o prohibas hablar a las personas; dale más bien la oportunidad de hablar y expresar lo que encadena su corazón y verás que poco a poco las dolencias salir de ellas y recuperarlas de forma total…

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